El incremento de la esperanza de vida de la población es un éxito social, en el que tiene mucho que ver la madurez de nuestra democracia y el reconocimiento de derechos.

El incremento de la esperanza de vida de la población es un éxito social, en el que tiene mucho que ver la madurez de nuestra democracia y el reconocimiento de derechos.

El incremento de la esperanza de vida de la población es un éxito social, en el que tiene mucho que ver la madurez de nuestra democracia y el reconocimiento de derechos. Es una consecuencia de la mejora de las condiciones de vida y los avances de la medicina moderna. Supone una de las transformaciones sociales más significativas del siglo XXI y, por tanto, afrontar los desafíos que plantea una sociedad más longeva es uno de los retos sociales y políticos actuales más relevantes en todo el mundo. Esta situación obliga a repensar las políticas públicas que establecen las normas de convivencia y los roles previstos para cada rango etario. La actual revolución demográfica prevé que, en el año 2050, serán más las personas mayores de 65 años que las menores de 15 en todo el mundo (1).

A pesar de lo expuesto en el párrafo anterior, fruto de la Ponencia de estudio sobre el proceso de envejecimiento en España, constituida en el seno de la Comisión de Derechos Sociales del Senado, el incremento de la esperanza de vida de la población mayor, ha traído consigo un incremento del edadismo o discriminación por edad. Claro ejemplo de ello es el abandono sufrido por las personas mayores en las residencias al principio de la pandemia por Covid-19 y el inaceptable número de muertes producidas.

Por desgracia, no es el único caso, también vemos cómo paulatinamente va disminuyendo el número de personas de más de 65 años en las candidaturas a las elecciones de los diferentes ámbitos territoriales.

Pero no nos llamemos a engaño, este fenómeno no es exclusivo de España, sino que lamentablemente es bastante común en los países de nuestro entorno. Tanto es así que, sobre esta situación, la Organización de Mayores Europeos (ESO en sus siglas en inglés), organización paraguas de las organizaciones de personas mayores socialdemócratas y socialistas en Europa, de la que el PSOE forma parte, observadora del Partido de los Socialistas Europeos (PES en sus siglas en inglés) viene alertando desde hace ya tiempo.

LA VISIÓN DE LAS Y LOS SOCIALISTAS MAYORES DE LA COMUNIDAD DE MADRID
Desde nuestra visión, consideramos tres puntos esenciales:

Desde nuestra visión, consideramos tres puntos esenciales:

  1. Los previsibles cambios demográficos deben ser considerados desde una visión progresista. Debemos esforzarnos por presentar la vejez también como una oportunidad. Demográficamente, no es solo el número de personas mayores lo que es significativo, sino también el número de personas mayores sanas, ya que efectivamente la esperanza de vida sana también ha aumentado.
    Asimismo, debemos considerar a las personas mayores, no como un grupo homogéneo sino un grupo muy diverso compuesto por personas muy activas, pero también por personas dependientes, que necesitan cuidados o asistencia sanitaria. Las personas mayores no solo deben presentarse como beneficiarios netos de la sociedad, sino como contribuyen tes y consumidores de servicios, sobre los que tienen derecho a reclamar el rendimiento de su inversión de por vida en el bienestar público y la atención de la salud. En este aspecto, no podemos olvidar el elevado número de personas mayores en situación de pobreza y el impacto que supone en la economía y los servicios.
    Debemos invertir en entornos amigables con las personas mayores, servicios adecuados y accesibles, soluciones inteligentes y robótica, que por un lado mejorarán el nivel de vida de la ciudadanía mayor y, al mismo tiempo, fomentarán una nueva área de crecimiento económico sostenible a la que las nuevas generaciones puedan incorporarse. Todas estas mejoras tecnológicas facilitarían en gran medida una de las grandes aspiraciones de las personas mayores como es la de seguir viviendo en su hogar a medida que envejecen.
  2. Los efectos de los cambios demográficos sin duda influirán en el equilibrio y las relaciones intergeneracionales. ¿Cómo pueden estos cambios tener un efecto constructivo en la solidaridad intergeneracional y no profundizar la brecha generacional?
    Necesitamos un diálogo constructivo entre generaciones teniendo en cuenta la complementariedad entre mayores y jóvenes construyendo un vínculo entre la experiencia con el pasado y la proyección del futuro, así como buscar el interés común en el enfoque de los llamados problemas relacionados con la edad. La discriminación relacionada con la edad y la discriminación por edad deben combatirse mediante planes de acción y legislación apropiados.
    Asimismo, debe garantizarse la participación activa de las personas mayores en la sociedad y, en particular, en los órganos de toma de decisiones y en el proceso de formulación de políticas.
  3. Se prevé que la proporción de personas de 80 años o más en la población de la UE28 se duplique con creces para 2050, alcanzando el 11,4%. Este sector de la población no ha recibido hasta ahora toda la atención que se merece. La situación vivida en las residencias es harto elocuente, por lo que la situación y necesidades de las personas vulnerables mayores de 80 años necesita una atención especial desde la investigación y la política.

    Mariqueta Vázquez Albertino Secretaria de Envejecimiento activo del PSOE-M Artículo aparecido en Tiempo de Paz del MPDL

Por psoech

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