Por Adolfo Piñero Simbal
Conviene recordar que, según las encuestas, los votantes de Vox preferían a Ayuso como Presidenta de la Comunidad de Madrid antes, incluso, que a su propia candidata.
Adolfo Piñero Simbal | Martes 07 de diciembre de 2021

Siendo la de Presupuestos la Ley más importante del año, la presentación del correspondiente proyecto, su debate y votación permiten apreciar la estabilidad y la fortaleza del Gobierno que la presenta. En Portugal, el Proyecto de Presupuestos presentado por el Gobierno ha sido rechazado en el Parlamento y eso ha sido el detonante de un adelanto electoral. En España no parece que vayamos por ese camino. Despejada la importante cuestión de no tener elecciones anticipadas en el horizonte  los debates presupuestarios en las Cortes y en algunas CC AA invitan a dar algunas opiniones sobre el momento político que vivimos.

La coalición  PSOE-UP goza de buena salud. Hace casi dos años Pedro Sánchez resultó investido Presidente de un gobierno de coalición por un margen de dos votos. Tan exiguo margen llevó a algunos a pensar que el susodicho gobierno no duraría mucho. Sin embargo, el gobierno ha presentado dos presupuestos que han obtenido más apoyos que los que obtuvo Sánchez en la investidura.

Ciertamente que la coalición hace ruido a cada paso. Es natural y hasta comprensible dado  que el socio minoritario necesita hacerse notar si no quiere verse arrastrado por la estela del mayoritario. Pero después del ruido viene el acuerdo.  La negociación entre PSOE y UP para confeccionar el Proyecto de Presupuestos ha ido sorprendentemente suave porque  la negociación verdaderamente importante no es la que se da entre los socios de la coalición sino entre el Gobierno y Bruselas.

La aprobación de Bruselas desautoriza radicalmente las críticas de la oposición. No parece muy creíble que Bruselas bendiga unos presupuestos “insolventes” o “radicales” como dice el PP.  Sobre todo cuando el Presupuesto contiene un montón de fondos europeos que Bruselas no soltaría si apreciara radicalismo o insolvencia en el Presupuesto presentado..  En realidad, lo que es insolvente y radical es el análisis que el PP hace de la economía española afirmando que España está en la quiebra y a punto de ser rescatada. Siempre me ha sorprendido el buen cartel que tiene la derecha en materia económica cuando, en realidad, disparatan o, son unos mantas.

La oposición, consciente de la dificultad de hacer una crítica razonada y razonable al Presupuesto presentado, ha centrado sus tiros en los apoyos que ha recibido, en particular los de Bildu y ERC. Más o menos lo que la derecha viene a decir es que los Presupuestos son malos, malísimos, porque los vota Bildu y ERC. Pero no se ofrece a negociar su apoyo a los Presupuestos para que su aprobación no dependa del voto de esos partidos. El fondo de la cuestión es que la llamada “mayoría frankenstein” no parece dispersarse. Antes al contrario: las enmiendas a la totalidad de la oposición han tenido nada menos que 188 votos en contra, votos que representan casi una docena de partidos. De propina, más de media docena de leyes muy importantes, entre otras la de pensiones, han pasado por las Cortes  con notable apoyo.

Pero no todo es orégano en el monte. En mi opinión, el Gobierno de coalición ha acertado plenamente en las dos grandes decisiones que ha tenido que tomar en relación a la pandemia y a sus consecuencias.

En la gestión de la pandemia el Gobierno ha optado por dejarse guiar por los científicos. Parece algo obvio, pero los EE UU de Trump o el Brasil de Bolsonaro han ido por otro camino con resultados desastrosos.. Ahora bien, los científicos, que están aprendiendo sobre la marcha como funciona el nuevo virus, no siempre han estado acertados ni tampoco han estado de acuerdo entre ellos. Por eso, a la oposición le resulta fácil encontrar fallos (a toro pasado) en la gestión de la pandemia. A lo cual debe añadirse la exuberante intervención de la Justicia en la gestión de las CC AA ayuda a dar una imagen de falta de coordinación.

La decisión del TC sobre el Estado de Alarma es un palo al Gobierno. Algunos se preguntan si la Justicia no está colonizada por la extrema derecha,  una colonización que no es reciente sino que viene de atrás, del franquismo, En todo caso, no es que haya riesgo de politización de la Justicia;  es que la Justicia ya está muy politizada. De lo que se trata es de que la politización sea algo más plural y no un monocultivo de las derechas extremas.

La actuación de los gobiernos autonómicos en la pandemia pone de relieve la necesidad de institucionalizar la federalización. Quiero decir que el problema central (aquí y en Alemania, por cierto) en relación a las autonomías, no es acentuar  la descentralización, sino crear una cultura de cooperación federal al menos en materia sanitaria. Y, probablemente obligar por Ley a  la cooperación en materia sanitaria. De lo contrario, el ciudadano recibe la impresión de que cada CC AA va por su cuenta y en lo único que están de acuerdo es en reclamar al Estado.

El inicio de una sexta ola y la irrupción de la variante ómicron propaga cansancio y pesimismo en la población y sienta las bases para una desafección.

En la política frente a la crisis económica desatada por la pandemia, el Gobierno se ha atenido a las directrices de la UE, directrices en las que, intenta y a veces logra, influir. No nos está yendo mal con esa política: Tras la intensa recesión ha venido una recuperación que, sorprendemente se produce antes en el empleo que en el PIB. Pero la recuperación está siendo amenazada por la incertidumbre causada por la nueva variante del virus y por la inflación. Ambas cosas están provocando descontento en algunos sectores de la sociedad que la derecha trata de atizar contra el Gobierno. Hay descontento porque la recuperación, aun siendo real y muy intensa sobre todo en el empleo, no es universal es decir, siempre habrá sectores que no se recuperen. Inevitablemente, la pandemia produce una cierta mortandad de empresas que, probablemente, ya eran inviables antes. Y sobre todo, la recuperación no puede arreglar los destrozos que dejó la gran recesión que se inició en 2008, entre otros, una intensa devaluación salarial y una profunda precarización del empleo. A eso se añade que la gran transformación energética en que estamos inmersos es muy buena, pero, inevitablemente, crea perdedores.

La conclusión es que el gobierno y, en particular el PSOE, no tiene un horizonte despejado. Mucho dependerá de lo que pase en los próximos meses.

La primera mitad de la legislatura el Gobierno en los sustancial lo ha hecho bien. Pero ahora viene la segunda mitad en la que el PSOE, en particular se juega su futuro electoral.

Vox tumba los Presupuestos en Andalucía. La fórmula de coalición entre y PP y C´s  con el apoyo externo de Vox se ha roto en Andalucía. Vox ha tumbado el Presupuesto presentado por Moreno diciendo alto y claro que quiere elecciones anticipadas. A la vista del rechazo de Vox, el PSOE de Andalucía se ha ofrecido a negociar su apoyo al Presupuesto, pero Moreno no ha querido, seguramente porque en Génova no le han dejado. Así es que todo indica que tendremos elecciones anticipadas en Andalucía.

En contraste, Vox ha apoyado los Presupuestos de Ayuso en Madrid, sin poner muchas pegas y sin recibir casi nada a cambio. Conviene recordar que, según las encuestas, los votantes de Vox preferían a Ayuso como Presidenta de la Comunidad de Madrid antes, incluso, que a su propia candidata.

La posibilidad de que el PP gobierne en España, cuando lleguen las elecciones generales, pasa por dos circunstancias: primero porque el PP quede primer partido. Y segundo porque se entienda con Vox, en el supuesto de que entre los dos sumen. La batalla que se libra en el PP tiene un fundamento que va más allá de las ambiciones personales y se basa en hechos políticos relevantes. Es un hecho que Ayuso ha ganado alguna elección y que Casado no. Es un hecho que Ayuso se entiende con Vox y Casado no. Los que impulsan la candidatura de Ayuso tienen muy en cuenta ambos hechos. Y contra estos hechos poco importa que la convención del PP haya proclamado candidato a Casado. El ruido seguramente seguirá.

En Andalucía el reto de Moreno es el mismo: primero ganar las elecciones, contando con que se comerá los votos de C´s, y segundo entenderse con Vox. Por eso, el futuro de la derecha en España se juega en Andalucía.

En Cataluña, la mayoría independentista se desmorona. El Govern por fin ha logrado presentar unos Presupuestos de la Generalitat. Sin embargo, la CUP, socio de investidura de Aragonés, los ha rechazado. Aragonés ha tenido que buscar apoyos fuera del perímetro del independentismo, algo que ha disgustado a Junts. En Madrid, Junts y CUP han votado contra los Presupuestos y ERC a favor. ¿Podrá seguir gobernando Aragonés con sus socios, después de tantos y tan importantes desacuerdos? Creo que sí. Junts gesticulará mucho pero seguirá en  el Govern por la cuenta que le trae. Y Aragonés no creo que pueda echarles sin pagar un alto coste electoral. Lo que sí que desaparece es la mayoría de la investidura. Aragonés va a tener que buscar el apoyo de partidos no independentistas. Y eso, poco a poco, empezará a cambiar las alianzas en Cataluña.

Yolanda Díaz y el difícil camino hacia una nueva plataforma política. En 2016 Podemos obtuvo 5 millones de votos y 71 escaños, quedando a tan solo 1,5 puntos del PSOE. En 2019 cosechó 3 millones de votos y 35 escaños.  Lo cual indica que UP ha sufrido un rápido declive electoral.

Iglesias y sus compañeros detectaron que la gran crisis que se inicia en 2008 abría “una ventana de oportunidad” para cambiar “el Régimen del 78”, abriendo un proceso constituyente de abajo a arriba que creara una república federal, en la que se reconociera el derecho de autodeterminación de las actuales  CCAA. El proyecto era cambiar el régimen, nada más y nada menos.  Para realizar ese gran proyecto y tras comprobar que IU no era el instrumento útil, crearon un nuevo partido. Vista la fuerza electoral de la marca, armaron en torno a Podemos un conglomerado de fuerzas, Podemos y sus confluencias.

A estas alturas, hay que constatar que las confluencias han dejado de confluir y que Podemos se ha roto. Para rematar de modo simbólico la crisis de UP, tras el declive electoral, la fuga de las confluencias y la ruptura de Podemos, el líder y fundador, Pablo Iglesias, se ha retirado, dejando a Yolanda Díaz como futura candidata con el encargo de invertir el declive electoral.

Yolanda Díaz tiene a su favor una excelente imagen y que, a diferencia de Iglesias, no tiene enemigos. Es, pues, una candidata plausible para una futura plataforma política, en cuya construcción parece ocupada. Es muy difícil, por no decir imposible, reeditar el artefacto político anterior. Podemos se ha roto y ya no puede ser el eje vertebrador de nada, como bien se ha visto en las recientes elecciones madrileñas. Esta incapacidad de vertebración de Podemos está implícitamente reconocida al elegir como candidata a alguien que no es de Podemos.

Pero sobre todo y, más importante, el proyecto político original ha fracasado rotundamente. Armar una plataforma sobre un proyecto fracasado no parece posible. La ruptura de Errejón con Iglesias no es solo una disputa por el liderazgo sino una discrepancia sobre el proyecto.

Yolanda Díaz tiene que formular, conjuntamente con los futuros socios de plataforma, un nuevo proyecto político. Y eso es algo más difícil que armar una plataforma electoral.

 Me pregunto cuales han sido las causas del rápido declive electoral de UP. Y encuentro dos. La primera que las expectativas levantadas se han visto frustradas.  Seguramente, las expectativas eran irreales (cambiar el régimen aprovechando la ventana de oportunidad) , pero la frustración ha sido bien real. Segunda, que los fundamentos analíticos del proyecto son falsos. La transición no condujo a una continuidad del Régimen Franquista ni mucho menos. Y si sobre una base falsa se construye una propuesta política, esta será irremediablemente chunga.

Me importa señalar que le deseo a Yolanda Díaz acierto y suerte. Porque el futuro de la izquierda en España necesita de algo como UP solo que con más acierto en sus planteamientos. 

Por psoech

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