Solidaridad con Ucrania, contundencia contra Putin y unidad para resolver la crisis
El Socoalista | domingo, 20 de marzo de 2020
El Gobierno de España, el PSOE y el conjunto de la población española condenan rotundamente la Guerra de Putin. Se trata de un ataque ilegal e injustificado a un país y un pueblo inocentes, el ucraniano, pero también al conjunto de Europa.
Putin lleva años intentando desestabilizar a la Unión Europea y el proyecto democrático que representa, consciente de que su población acabará demandando los mismos derechos y libertades que gozan el resto de europeos. Por eso, la Unión Europea es vista como un factor de riesgo por parte del régimen autoritario de Moscú.
Pero Putin ha calculado mal la resistencia de Ucrania, la unidad de Europa y la solidaridad de la comunidad internacional con Kiev. Europa ha sido firme en su respuesta a la amenaza bélica. Estamos respondiendo a la altura, con unidad y reforzando nuestro sentimiento de pertenencia e identidad europea.
La respuesta a la crisis derivada por la pandemia así como la respuesta a Putin son un claro ejemplo de que la unidad es el camino a nivel europeo, pero también a nivel nacional.
La guerra de Putin y las sanciones contra Rusia van a tener un precio para la economía. Pero el precio de no haber respondido sería aún mayor. Ante esas consecuencias, el Gobierno va a hacer todo lo necesario para amortiguar los efectos del conflicto bélico, proteger a las familias y las empresas españolas y no poner en riesgo la recuperación económica y el histórico crecimiento del empleo que está experimentando nuestro país.
Plan nacional de respuesta a las consecuencias de la guerra
Esta es la razón por la que el Presidente del Gobierno presentó el Plan Nacional de respuesta a las consecuencias de la guerra el pasado 2 de marzo. Se trata de un ambicioso plan que combina medidas nacionales, con otras medidas procedentes del Consejo Europeo del 24 y 25 de marzo. De ahí la importancia de respetar los plazos. El Gobierno está desplegando una intensa agenda tanto nacional como europea para lograr el consenso en torno a las medidas a tomar.
España acude a ese Consejo con una posición fuerte gracias al apoyo unánime de las CCAA en la última Conferencia de Presidentes, basado en cuatro ejes:
- Puesta en marcha del propio Plan de Respuesta con ayudas a familias y sectores vulnerables así como un pacto de rentas que evite una espiral inflacionista.
- Impuso a la ejecución de los fondos europeos, sacándolos del debate partidista.
- Gestión coordinada de la acogida de refugiados ucranianos.
- Adopción de medidas para rebajar el precio de la energía.
El último punto lo conforman las propuestas que España lleva reclamando durante meses en Europa:
- Topar el precio del gas.
- Desligar el precio del gas del precio del resto de energías.
- Reforzar la autonomía energética europea a través de conexiones, el impulso al hidrógeno verde y las energías renovables.
Liderazgo de Sánchez en Europa
Los apoyos a la propuesta del Presidente del Gobierno crecen gracias a la intensa agenda que ha desplegado Sánchez, con reuniones al más alto nivel en numerosas capitales europeas.
En resumen, el Ejecutivo español ha desplegado una inteligente estrategia. A la vez que se tejen alianzas a nivel europeo para que se aprueben las medidas necesarias para resolver el problema de los elevados costes energéticos, se está avanzando en las medidas a tomar desde las competencias nacionales. Medidas que se están dialogando con los agentes sociales y el resto de formaciones políticas, convencidos de que la unidad es el camino de España y Europa, mientras que la desunión es el mejor regalo que le podemos hacer a Putin. Medidas que, independientemente de lo que acuerde la UE, bajarán los impuestos o habrá ayudas en el coste de la energía.
Europa entera reconoce el liderazgo de Pedro Sánchez y su trascendental papel en toma de decisiones de Bruselas a los retos planteados durante los últimos años. Si la propuesta española queda aprobada, se sumaría al listado de logros conseguidos por el Gobierno socialista en Europa, marcando incluso el ritmo al que la Unión debe moverse: la compra comunitaria de gas, la compra y reparto comunitario de vacunas, los fondos europeos o los cambios de criterio en la acogida de refugiados.
No hay que olvidar que estas propuestas vienen precedidas por una intensa labor social y protectora del Gobierno para mitigar los efectos de la inflación:
- Eliminación y reducción de los impuestos de la factura de la luz. Impuestos que en muchos casos fueron creados o incrementados por el anterior Gobierno.
- Extensión de los bonos energéticos hasta llegar a 1,2 millones de beneficiarios.
- Trabajo específico con sectores más vulnerables como el transporte, regulando el alza de precios del carburante.
- Limitación del alza tarifaria del gas al 5,5%, cuando podría haber sido del 80%.
La respuesta a la difícil situación que atraviesa nuestro país y el continente no puede ser un parche momentáneo a través de la bajada de impuestos. Se trata de resolver el deficitario mecanismo de la fijación de precios del gas, que lastra al resto de precios.
Los españoles y los europeos necesitan respuestas eficaces, que requieren cierto tiempo de reflexión y negociación, en lugar de medidas cosméticas o populistas que en realidad no tienen ninguna incidencia en el consumidor.