2023 es un año crucial para nuestro país. Y no es solo retórica. España ha tenido momentos en su historia que han marcado el devenir de su futuro para mucho tiempo, y estamos ante uno de ellos. Los ciudadanos y ciudadanas de nuestro país tenemos la responsabilidad de elegir ese camino en las convocatorias electorales de mayo y diciembre. Es nuestro derecho, y también un deber.

¿Quién queremos que sea nuestro alcalde o alcaldesa? ¿Quién presidirá nuestra comunidad autónoma? A esas preguntas nos enfrentaremos en pocos meses, con dos opciones claras: optar por continuar la senda de progreso que representa el Partido Socialista, o la papeleta de los poderosos, los que no se presentan a las elecciones, que serán representados por el Partido Popular. Sus socios, la ultraderecha en blanco y negro, son el complemento necesario y pactarán en todos aquellos lugares en los que los progresistas no salgamos a votar. Porque si los progresistas acudimos a las urnas, las derechas no tienen ninguna opción de victoria.

Vamos a trabajar para que vivamos este año con intensidad, pero sin insultos ni la polarización política a la que nos llevan a diario los acólitos del Sr. Feijóo. Esa es la única manera que tienen de presentar su proyecto para pueblos, ciudades, regiones… no tienen más. Frente a la idea clara y transparente que ofrecemos los socialistas de un municipalismo progresista, las derechas confrontan con su peor cara. En este año decisivo, los afiliados y afiliadas del PSOE no vamos a fallar. Seremos la primera línea para mostrar que la mejor opción para la gestión de lo público y común es el PSOE, como ha sido siempre en la historia de España.