La Iglesia no ha cometido errores, algunos de sus miembros han realizado actos delictivos, por acción u omisión, que ha intentado silenciar primero y ocultar después, pretendiendo que el tiempo hiciera una labor de borrado.
Opinión por José Luis Pedreira Massa | lamardeonuba.es | 15 de febrero de 2022
Un autor francés, llamadoTardieu, creó un gran debate con su libro “Étude médico-légale sur les attentats aux mœurs”, publicado en 1857, siendo el primer libro escrito sobre el maltrato y la violencia sexual contra la infancia, que entonces se incluía en “atentados contra las costumbres”, lo que representaba un eufemismo para referirse, en aquella época, a la violación contra la infancia. Tardieu incluyó los crímenes sexuales como un subtipo de los malos tratos físicos. Ya en la edición de 1878, Tardieu señala que más del 75% de las violaciones o intentos de violación juzgados en los tribunales franceses fueron cometidos contra menores de 16 años, y la mayoría contra niñas menores de 12 años y señaló que la “violación incestuosa” no era rara. Esta última aportación así como asegurar que las lesiones físicas que mostraban algunos cadáveres de niños y niñas no eran producidas por accidente, sino que habían sido realizadas por sus cuidadores, originó que estas investigaciones de Tardieu fueron criticadas con violencia o ignoradas por las autoridades legales y otros profesionales de la medicina, en parte porque sus conclusiones y las pruebas contradecían la creencia general y violaban el tabú que rodeaba la discusión de crímenes sexuales, en particular el incesto; fueron tan violentos estos ataques que llegaron a proponer su expulsión de la Academia Francesa.
En 1962, el Dr. Henry C. Kempe de la Universidad de Colorado publica: “The Battered Child Syndrome”. Este estudio representó una significativa aportación de datos y signos para poder comprender e identificar el abuso en la infancia.
Pedro Almodóvar dirige “La mala educación” en el año 2004. En esta película se expone el papel de determinados educadores, pertenecientes a órdenes religiosas, en los abusos sexuales de la infancia y su posterior evolución y desarrollo en los niños abusados en este contexto.
En 2010 “No tengas miedo”, película dirigida por Montxo Armendariz, desarrolla con gran belleza y sutileza los abusos sexuales a la infancia, en esta ocasión en el seno de la propia familia de la infancia, y expone con rigor la aparición de procesos disociativos y la necesidad de un abordaje muy específico a estas personas abusadas a medio y largo plazo.
Siendo Ministra de Asuntos Sociales Matilde Fernández, convoca un grupo de trabajo de profesionales sobre los malos tratos a la infancia y la adolescencia, lo coordina el entonces Director General de Protección de Menores y Familia, Juan Carlos Mato, en ese grupo de trabajo tuve el honor de participar como integrante. Pusimos en evidencia la existencia de los malos tratos en España, incluyendo los abusos sexuales que, en aquel momento, fueron detectados muy por encima de lo que se podía suponer y que tenía en España una peculiaridad, en relación a los trabajos internacionales: estos abusos sexuales se producían sobre todo en el ámbito educativo y, sobre todo, en los centros educativos religiosos.
La ONG Save the Children ha realizado varias investigaciones relativas a determinar la prevalencia de los ASI en el Estado Español. Concluye sus estudios refiriendo que, en general, los organismos oficiales del sistema judicial no dan credibilidad a la narración infantil, precisando pruebas constatables de tipo biológico para aceptarlo, pero en la actualidad este tipo de pruebas no es muy frecuente encontrarlas, porque la mayoría de los ASI son por tocamientos, caricias, estimulación tactil o la realización de sexo oral. En este sentido los signos clínicos a recoger son indirectos y de menor exactitud, como pueden cistitis de repetición, vaginitis reiteradas en las niñas, alguna lesión tipo fisura perianal, el absceso de la faringe posterior y, sobre todo, los síntomas y alteraciones mentales, tanto de tipo cognitivo, como comportamental, relacional y emocional de los niños, niñas y adolescentes que se han visto sometidos a ASI. Tampoco se ha de olvidar que habitualmente los niños y niñas no lo dicen de inmediato a la comisión de los ASI, sino que lo explicitan al cabo de semanas, meses o años de haberse producido, por lo que el material de análisis son los recuerdos, las percepciones y las vivencias de los niños y niñas, incluyendo las posibles imprecisiones e incluso alguna aparente contradicción.
En el caso de los y las adolescentes abusados la credibilidad se limita a palabra contra palabra, habiendo que buscar la coherencia de la declaración, las contradicciones, la consistencia de la narración y la capacidad de influenciabilidad externa que tiene la declaración del adolescente.
Si los niños son más pequeñitos sus narraciones suelen ser más imprecisas y se necesita una formación muy importante en la exploración del funcionamiento mental y de análisis de sus contenidos. En general, los equipos psicosociales de los juzgados están acostumbrados a evaluar a personas adultas, pero tienen muy poca formación para la evaluación de la infancia, fallando en temas claves de tipo formal como las características del local, la duración excesiva de las sesiones de evaluación (en la infancia no debiera durar una sesión más de 30-45 min, según la fase de desarrollo y las características de cada niño o niña).
Habitualmente las figuras maternas suelen ser las que detectan la situación, las que inician los pasos para esclarecer la situación y las que bregan por sus hijos e hijas. En ocasiones llevan sus desvelos a situaciones extremas de protección, comprensible desde la exclusividad de las acciones a desarrollar y la soledad en la que, en no pocas situaciones, se encuentran. Gardner describió el síndrome que denominó de “alienación parental” (SAP), donde intentaba explicar la acción de bloqueo, que una de las figuras parentales a la otra figura parental, realizaba con los hijos e hijas. Como expresión fundamental del SAP: en más de un 90% se aplicaba a la figura materna, beneficiendo a la figura paterna. Los sucesivos intentos de sus mentores para que se incluyera este síndrome en los sistemas de clasificación de los trastornos mentales se han visto frustrados, por la negativa de la comunidad científica para aceptar esta categoría diagnóstica con consistencia en la evidencia científica. Desafortunadamente en España existen instancias profesionales y judiciales que utilizaban esta categoría no admitida para culpabilizar a las figuras maternas. La Ley contra las violencias en la infancia y la adolescencia ha especificado que el SAP no debe ser aceptado por ningún juzgado como criterio diagnóstico en ningún peritaje, ni evaluación de la infancia y adolescencia, sobre todo en los supuestos de ASI.
Un dato crucial para la evaluación consiste en la lealtad debida de la infancia hacia la persona mayor que le ha realizado los ASI. Ahí es donde radica la gran importancia de los ASI. Existen personas del sistema judicial que hablan de “menor maduro” y, por lo tanto, que tiene capacidad para consentir, he atendido casos que por este hecho ya no contemplaban los ASI.
Llegado este punto es preciso señalar que los ASI no tienen que ver con la edad del sujeto infantil, sino en la posición de poder que ejerce el abusador sobre el niño, niña o adolescente. Esa posición de poder es la que permite la exigencia de lealtad y de silencio debido y que el sujeto infantil guarde silencio y revierta hacia su interior como repercusión y respuesta emocional ante las situaciones de malos tratos y de ASI.
Por todo lo expuesto con anterioridad es necesario abordar la acción contra los abusadores, acción que debe tomarse con rigor y determinación, desde el momento que el sujeto se encuentre superado por las vivencias interiores y los síntomas sentidos y lo pueda verbalizar.
Por estas razones es tan importante que se constituya una comisión de estudio sobre los abusos acontecidos en el marco de los centros dependientes de la Iglesia. Debe ser el primer eslabón por la trascendencia e importancia del rol educativo, por la repercusión social del tema y de la institución y, sobre todo, por el ocultamiento y negación tan patentes que ha realizado a lo largo del tiempo.
La Iglesia no ha cometido errores, algunos de sus miembros han realizado actos delictivos, por acción u omisión, que ha intentado silenciar primero y ocultar después, pretendiendo que el tiempo hiciera una labor de borrado. No obstante, el tiempo ha incrementado la brecha existente entre la dimensión intelectual y ética y los actos realizados por las autoridades eclasiásticas.
Diferentes sociedades, como en Australia, Alemania, USA y Francia están realizando este tipo de informes, con el fin que las víctimas obtengan justicia, reconocimiento y sean resarcidas por el daño causado. La coordinación en España desde el Defensor del Pueblo es una buena elección, por la altura ética e intelectual de su titular actual. Que sea una comisión de expertos, es una composición razonable, puesto que el tema así lo requiere, siempre y cuando tengan un tiempo limitado para emitir su informe y que su dictamen sea de utilidad.
El Dr. José Luis Pedreira Massa, Don Galimatías en La Mar de Onuba, es Vocal del Consejo Asesor de Sanidad y Servicios Sociales del Ministerio de Sanidad, Consumo y Bienestar Social. Psiquiatra y psicoterapeuta de infancia y adolescencia. Prof. de Psicopatología, Grado de Criminología (UNED).