Un mal año. Este podría ser el resumen de los 365 primeros días de Alberto Núñez Feijóo al frente del Partido Popular tras recibir vía herencia el trono de Pablo Casado. Si una mala tarde la tiene cualquiera, para tener un mal año hay que hacer méritos. Y Feijóo los ha hecho. Primero de todo hay que decir que esto no es opinión: todas las encuestas, incluso los sondeos producidos en factoría de Elías Bendodo, señalan el deterioro de la valoración que hacen los ciudadanos del político gallego.
Con este panorama, Feijóo comenzó desde hace tiempo a soltarse la melena semántica, y sus declaraciones públicas comenzaron a subir de tono. No vamos aquí a reproducir exabruptos, pero seguro que os ha llegado alguno. Nadando en esa ansiedad demoscópica, se lanzó también a conceder entrevistas con fotografías extrañas. Desde que José María Aznar se disfrazó del Cid Campeador no se había visto nada igual. Y, para rematar la faena, hace unos días invitó a una curandera a que hablase en uno de los mítines del Partido Popular. Detengámonos en esta curiosa estampa.
Sábado por la mañana. Varias decenas de inmigrantes latinoamericanos residentes en Madrid acuden a un mitin del PP destinado a captar su voto. Hasta aquí, todo en orden. Se sabe que hablará Isabel Díaz Ayuso, con lo que el espectáculo está asegurado. Aunque haga de telonera de Feijóo, todos saben que ella es el plato fuerte. Pues se equivocaron. De repente sube al atril una mujer que comienza a pedir la bendición del Señor para los líderes del PP. También para el alcalde Almeida, que falta le hace. Hay cierta sorpresa. Los asistentes no saben bien qué hacer. Han presentado a la señora como una “pastora”, pero ahora ya sabemos que ella en su página de Facebook se hace llamar “apóstol”. Subiendo de nivel. Las oraciones y bendiciones siguen cayendo a plomo con el equipo de megafonía a tope. Unos miran al suelo, otros al techo, y la mayoría el móvil.
Con el paso de las horas fuimos conociendo más de esta mujer. Resulta que es buena amiga del Partido Popular, de Ayuso, y que su presencia tenía poco de azar. El PP anda en el intento de captar votos en comunidades religiosas al margen de su alianza tradicional con la iglesia católica de nuestro país. Se trata de las mismas confesiones que apoyan a Bolsonaro en Brasil, o a Trump en Estados Unidos. Por esos caminos transita el PP de Feijóo. Luego hemos visto vídeos de la participante en el mitin en los que cura todo tipo de enfermedades en su pequeña iglesia, sermonea mientras un piano acompaña sus gritos… todo muy liberal.
Feijóo acusa su falta de alternativa a ninguna de las políticas que este gobierno progresista está desplegando. Se puede engañar a unos pocos durante un rato, pero no se puede engañar a todos mucho tiempo. El castillo de naipes que era la imagen del expresidente de la Xunta se ha derrumbado con el estruendo de un concierto de death metal. Y Feijóo no se lo ha tomado bien. Desatado, ahora eleva el tono para parecerse más a Casado. Desubicado, busca su sitio en una política nacional que le abruma. Y todo esto mientras Ayuso mira a través de la ventana acariciando un gatito, esperando de forma paciente el momento en el que le toque heredar a ella.