Tribuna de Jonás Fernández, ponente del capítulo «Economía y Empleo, Innovación y Digitalización».

EL SOCIALISTA Nº 116

Jonás Fernández, eurodiputado del PSOE en el Parlamento Europeo y ponente del capítulo «Economía y Empleo, Innovación y Digitalización».

EL SOCIALISMO, Nº 116

La economía española apuntaba al inicio de la presente legislatura a un periodo prolongado de crecimiento sostenible. Un periodo en el que instrumentar nuevos elementos de redistribución de la renta, fortalecer los sistemas de cohesión social, reducir la brecha de género y acelerar el proceso de transición ecológica. 

Ahora bien, la crisis económica y social derivada de la pandemia de la COVID-19 ha obligado a actualizar nuestra agenda de reformas, buscando un apoyo europeo nítido, y acelerando algunas de las medidas de protección social incluidas en nuestro programa electoral. De algún modo, la crisis ha acelerado el ritmo de desarrollo de las lógicas de fondo que estábamos detectando en la economía global, y ha supuesto un reto hercúleo para nuestro Ejecutivo nacional, que ha sabido encauzar la situación. 

En primer lugar, el Gobierno de Pedro Sánchez lideró las negociaciones en la Unión Europea para poner en planta el primer instrumento de inversión comunitaria financiado con deuda común. Un trance imprescindible para responder a la crisis económica y social, pero también un paso histórico en el diseño de la Unión. Con todo, la agenda de reformas económicas en la Unión sigue cargada de proyectos, y el PSOE debe mantener su liderazgo en la familia socialista europea y en las instituciones comunitarias para conseguir que ese pilar fiscal, por ahora temporal, que constituye el Next Generation EU, se convierta en permanente. Este liderazgo es igualmente fundamental para acometer la reforma de las reglas presupuestarias, cooperar en la revisión estratégica del BCE -que debe conducir a una redefinición de su mandato-, y avanzar en la Unión Bancaria y en los compromisos sociales como el marco europeo de salarios mínimos y el desarrollo del Pilar Europeo de Derechos Sociales.

En segundo lugar, y ya en asuntos exclusivamente internos, el PSOE debe abordar la revisión de la Ley de Estabilidad Presupuestaria, acercándola al nuevo consenso europeo, y permitiendo el uso de la política fiscal con mayor agilidad.  La reforma tributaria es también una obligación moral para fortalecer las políticas públicas de nuestro estado de bienestar.  Para lograr un país más sostenible, cohesionado y moderno, es necesario establecer objetivos claros hacia los que avanzar con determinación y optimismo desde la transición ecológica, la digitalización y la reindustrialización. Y por supuesto, el mundo del trabajo necesita una actualización ante los retos que ya están aquí en torno a la digitalización y la economía de los datos, pero también ante problemas estructurales de nuestro país como la dualidad laboral, la precarización y la represión de la acción sindical que inició el gobierno conservador del Partido Popular. El PSOE debe acometer esa gran reforma del Estatuto de los Trabajadores y fortalecer la interlocución social y, especialmente, el papel de los sindicatos de clase. 

La política económica, entendida como un instrumento al servicio de nuestros objetivos sociales y ambientales, generará el marco adecuado para acelerar el crecimiento y la redistribución de la renta. La presente crisis ha puesto en evidencia las tentaciones neoliberales y los ya viejos paradigmas de la austeridad.  Esto nos emplaza a reforzar nuestro programa de Gobierno y a fortalecer las Administraciones Públicas a todos los niveles, desde el ámbito local al europeo. No habrá socialismo sin un poder político capaz de ordenar los mercados, redistribuir la renta, conseguir la plena igualdad y ordenar la transición ecológica. 

El 40º Congreso representa la oportunidad necesaria para actualizar nuestra agenda al servicio de nuestros objetivos históricos, con la posibilidad de avanzar en nuestro programa desde el Gobierno de España. Lo lograremos. Adelante.