Lina Gálvez, eurodiputada del PSOE en el Parlamento Europeo y coordinadora de la Ponencia Marco 40 Congreso

Tribuna de Lina Gálvez, coordinadora de la Ponencia Marco para el 40 Congreso.

EL SOCIALISTA Nº 116

Lina Gálvez, eurodiputada del PSOE en el Parlamento Europeo y coordinadora de la Ponencia Marco 40 Congreso

EL SOCIALISTA Nº 116

Me invita El Socialista a que escriba un artículo sobre mi trabajo en la coordinación, junto a Hana Jalloul, de la ponencia del 40 Congreso del Partido Socialista. Ha sido un proceso que me ha honrado y que refuerza mi compromiso con el socialismo, y con el PSOE que ahora, además, se define como partido feminista y ecologista. 

Asumí este compromiso con enorme responsabilidad e ilusión, y lo he desarrollado como un servicio y tarea colectiva que creo tiene especial importancia en los momentos que estamos viviendo.

El neoliberalismo imperante en los últimos 40 años ha conseguido un triunfo excepcional que nadie puede negarle: la concentración más grande de la riqueza y el poder de la historia contemporánea y la fragmentación y desnaturalización de nuestras sociedades. 

Si las políticas económicas neoliberales han provocado una inestabilidad permanente y una sucesión de crisis nunca antes registradas, las estrategias culturales y la batalla ideológica han creado el caldo de cultivo para que brote desafección democrática y una derecha radical, un neofascismo que es incluso mucho más peligroso que el del siglo pasado, pues ahora se despoja de cualquier tipo de retórica o práctica protectora de las clases trabajadoras.

Si antes de la pandemia estábamos comenzando a vivir los efectos disgregadores y destructores de esas dos tendencias, manifestadas con su máxima expresión en la crisis de 2008 y en la presidencia de Trump, la Covid-19 ha dejado ya completamente al descubierto el daño que ha provocado el neoliberalismo y abre obligadamente las puertas a un nuevo mundo. 

La Covid-19 -en medio de una digitalización exponencial-, está provocando un proceso de transformación acelerada de la economía, la política, la sociedad, los valores o incluso los comportamientos más personales e íntimos de los seres humanos. Un cambio mucho más trascendente en medio de procesos que venían dándose como desigualdad creciente, renovación de ciertos estereotipos patriarcales, debilitamiento de las democracias y emergencia climática.

No en vano, quienes hasta ahora han sido los principales impulsores del neoliberalismo están empezando ya a reconsiderar la pertinencia de sus estrategias y la oportunidad de sus discursos y empiezan a hablar ya de «capitalismo inclusivo» del «gran reinicio»… y se disponen a poner a tope las máquinas de pensamiento que tienen a su servicio.

Las izquierdas de todo el planeta tienen, por tanto, una tarea también inconmensurable.  Es imprescindible que emprendamos con determinación el camino de la reflexión estratégica como hemos hecho en esta ponencia, para diseñar un proyecto de cambio social que nos permita acometer las transiciones ecológica y digital con equidad, sin dejar a ninguna persona ni territorio atrás.

Para poder hacerlo, no sólo necesitamos un proyecto atractivo, sino también, un tipo de práctica política y de militancia renovado, en donde, por cierto, las mujeres debemos tener una voz más fuerte y presente, un proyecto que comporte empatía, humanidad, cuidado, complicidad y empoderamiento mutuo, entre las personas y las organizaciones que las representan y defienden.

El 40 Congreso del PSOE debe ser la señal de salida de un proyecto de este tipo y de un recorrido político que lleve a aumentar nuestra cohesión interna y nuestra capacidad de enganche con la sociedad, con un horizonte de esperanza, de ilusión y de confianza en la oferta de transformación social que le ofrezcamos, sabiendo que sin el apoyo social será muy limitado el camino que podamos recorrer. 

En mi experiencia de historiadora económica, he aprendido algo fundamental: las sociedades cambian, el futuro nunca está escrito y son los pueblos quienes lo siembran, quienes labran las condiciones de vida que disfrutarán ellos mismos y sus descendientes. No es verdad que hayamos llegado al fin de la historia. Ni mucho menos. Y en mi experiencia de gestión política o ahora como eurodiputada, he aprendido también que por mucho empeño que se ponga en hacer bien las tareas del día a día o la proyección a futuro, no es posible conseguir todo lo que se quiere, si no se goza de la complicidad, del apoyo y del poder de la gente, comenzando por la militancia.

Tengo la seguridad de que desde el Partido Socialista estamos en condiciones de enfrentarnos con éxito al reto histórico que tenemos por delante porque hay voluntad de hacerlo, inteligencia colectiva de sobra y una militancia que en muchísimas ocasiones lo ha dado todo por un presente y un futuro en el que quepan todas las personas. Con ese compromiso, entrega y espíritu de servicio, y en colaboración con la dirección del partido, muchos compañeros y compañeras, simpatizantes, y personas expertas en los distintos temas he trabajado estos meses en la preparación de la ponencia. Ahora toca escuchar a toda la militancia. Las y los socialistas debemos liderar la respuesta progresista en estos tiempos de cambios profundos.

Por psoech