El asombro producido no es debido a la falta de confianza en la “suerte” con las administraciones que acompaña a los diversos participantes en toda la gestión de transformación del Bien de Interés Cultural (BIC), con categoría de Monumento, Hospital Homeopático de San José.
En este mes de diciembre hemos conocido con enorme asombro que el Juzgado de lo Contencioso-Administrativo número 14 de Madrid había estimado la medida cautelar solicitada por el Centro Docente Extranjero Brewster Spain, de Madrid, evitando de esta manera la ejecución de la orden del cese de actividad decretada por la Agencia de Actividades del Ayuntamiento de Madrid el pasado mes de octubre, ampliado el plazo de cierre efectivo muy generosamente por el mismo Ayuntamiento hasta el 11 de diciembre.
El asombro producido no es debido a la falta de confianza en la “suerte” con las administraciones que acompaña a los diversos participantes en toda la gestión de transformación del Bien de Interés Cultural (BIC), con categoría de Monumento, Hospital Homeopático de San José en el Colegio Brewster, primero en el alquiler con opción de compra entre la propiedad del BIC y una empresa constituida escasos meses antes de la operación con las mismas siglas, casualidades de la vida, que las letras iniciales de la calle en la que está situado este inmueble, numeración incluida, y seguidamente con otro contrato, esta vez suscrito entre la empresa creada con la previsora anticipación antes señalada y los representantes en España del colegio privado americano Brewster.
Tampoco produce extrañeza, aunque sí algo de sonrojo, que esta decisión pase por alto, o premie por decirlo coloquialmente, a una sociedad que siendo conocedora de no contar con las oportunas licencias, situación reconocida por ellos mismo y base de la Orden de clausura emitida por el Ayuntamiento, abra con total desprecio a la legalidad el Centro educativo, con alumnado y profesorado desprotegido ya que carece de Proyecto Contra Incendios, Evacuación… autorizados reglamentariamente y, me temo que por esa insuficiencia de las obligadas licencias de apertura, sin la cobertura de cualquier tipo de seguro que tuvieran suscrito.
Y si lo anterior no me sorprende no podía hacerlo el cúmulo de medias verdades, cuando no flagrantes mentiras, que los representantes de Brewster Spain utilizan para cubrir su pertinaz insumisión a la normativa vigente respecto a su pretensión de apertura del Colegio. No es la Orden de clausura y el subsiguiente precinto los que ‘perjudicarían gravemente a los 152 niños escolarizados’ si no su mayor aprecio al negocio que a la legalidad. No es cierto que este Colegio cuente con la autorización de la Comunidad de Madrid ya que se vulnera taxativamente lo estipulado en la disposición sexta de la Orden 1228/2023 de Autorización del Centro Docente Extranjero Brewster que supedita esa autorización a que ‘el centro deberá disponer de todos los permisos o licencias necesarios también para su puesta en funcionamiento, cuya concesión competa a otras Administraciones Públicas’. A lo que conviene añadir que a nuestra pregunta parlamentaria al Gobierno Regional sobre las medidas que se están adoptando ante los perjuicios a terceros de buena fe, se contestó que ese Gobierno garantiza la escolarización de los alumnos en centros sostenidos por fondos públicos. En otras palabras, de perjuicio y desprotección educativa nada de nada.
Lo que verdaderamente impresiona, y avergüenza, es la falta de respeto que las administraciones públicas madrileñas han tenido, tienen y me temo tendrán a este Bien de Interés Cultural, abandonando a lo largo de los años a un voraz afán especulativo, nunca acompañado por el cumplimiento de la obligación de conservación y mantenimiento por parte de la propiedad, salvaguardada unas veces por la falta de control de la Comunidad de Madrid (que ni vigiló ni instó al respeto a lo obligado, ni sancionó la irregularidad) y otras por la ‘generosidad’ que con el dinero de todos, a través de la Dirección General de Patrimonio Histórico dirigida entonces por el hoy desinteresado en el presente y el futuro de este BIC Sr. Martínez-Almeida, realizó entre el año 2006 y finales del año 2009 unas obras de rehabilitación/restauración integral del Instituto Homeopático y Hospital de San José, por un importe total de casi 3 millones de euros, conocedores del conflicto legal por la propiedad y a quien le ha resultado ‘gratis total’ la operación.
Desgraciadamente no estamos ante un hecho aislado. A menos de tres kilómetros de este Bien de Interés Cultural, y también en el Distrito de Chamberí de Madrid, se encuentra la que fue casa de Vicente Aleixandre, dejada al abandono y la que se ha negado incluso la máxima protección que como patrimonio de todos indudablemente merece. Un despropósito. Una inmoralidad que exige rectificación inmediata y activar con extrema urgencia su protección para posteriormente crear la Casa de la Poesía y su conversión en un centro de documentación y estudio de la poesía española del siglo XX.
Pero aún estamos a tiempo de mostrar aunque sólo sea el más mínimo aprecio. Esperamos que el Ayuntamiento de Madrid recurra este amparo que desampara en beneficio de la ciudadanía madrileña, alumnos inscritos en el Centro y sus familias incluidos, y en coherencia con sus propios pronunciamientos al emitir la Orden de clausura y que, al igual que la Comunidad de Madrid, reconsidere su derecho a ejercer el tanteo y retracto y así incorporar al patrimonio público todo el conjunto con fines sociales y culturales.
Nosotros estaremos vigilantes, sin cejar ni un minuto en la defensa de nuestro Patrimonio Cultural y por la seguridad del alumnado. Es nuestra obligación y nuestro compromiso.
Diego Cruz Torrijos es diputado socialista en la Asamblea de Madrid