Fernando Martos Moreno nació en Huelva cómo revelaba ese acento que, a pesar de llevar viviendo décadas en Madrid, siempre le acompaño en una vida que hoy 8 de noviembre ha llegado a su fin.

Fernando Martos Moreno nació en Huelva cómo revelaba ese acento que, a pesar de llevar viviendo décadas en Madrid, siempre le acompaño en una vida que hoy 8 de noviembre ha llegado a su fin.

 
Diego Cruz Torrijos - Nuevatribuna
Por Diego Cruz Torrijos

Con él se nos va a quienes tuvimos la suerte de ser sus amigos una persona entrañable, cariñosa, atenta y siempre con una frase irónica en su boca, una sonrisa de la que te hacia cómplice al escuchar sus bromas y chistes, o sus inagotables anécdotas siempre frescas, aunque pudieras haberlas escuchado mil veces. 

Y todos, quienes le tratamos y quienes no, hemos perdido un ciudadano comprometido con su tiempo y las mujeres y hombres de esta España que él recorrió de norte a sur, de este a oeste, fomentando espacios de participación y libertad. Construyendo una sociedad mas justa, con más igualdad, en definitiva, una España mejor. 

Desde muy joven comprendió que la vida, su vida, no podía ser ese tiempo en el que uno es simple espectador de lo que otros deciden, y entendió que las soluciones de nuestros problemas dependen en gran medida de nosotros, de nuestra lucha, nuestra solidaridad, nuestra fuerza. 

Y para Fernando el “nosotros” nunca fue plural mayestático y la unión, el compañerismo y la camaradería fueron su guía de trabajo convencido de que son siempre elementos imprescindibles para avanzar con garantías en los retos que en cada momento habría que abordar. 

Por ello, combinando su compromiso político y social, militó en la Organización Revolucionaria de Trabajadores y fue clave en la constitución de la Asociación de Vecinos del barrio de Las Águilas, en el Distrito de Latina, y en la constitución de la entonces denominada Federación Provincial de AAVV de Madrid, hoy Federación Regional de Asociaciones Vecinales de Madrid (FRAVM). 

Posteriormente, en 1982, se integra, junto a centenares de militantes de la ORT, en el PSOE al entender que era “la única alternativa eficaz que se ofrece a las fuerzas progresistas”. Esta incorporación al PSOE, cómo antes en la ORT, nunca fue “pasiva” o en espera de mejoras personales, buen testimonio de ello puede dar quienes trabajaron con Fernando en esos tiempos. Siempre exigente, crítico, pero nunca más que consigo mismo.

Su esfuerzo consiguió que la atención y organización de los movimientos sociales, fundamentalmente pero no sólo en el asociacionismo vecinal, creciera en el PSOE y tuvo su consecuencia en la constitución de la Confederación de Asociaciones de Vecinos de España. 

Mucho se podría y debería hablar de esa etapa, de su crecimiento y consolidación. De la visión de Fernando impulsando la creación de Mujeres Vecinales, la relación y conexión con movimientos sociales similares en otros lugares fuera de nuestro país, la apertura a jóvenes, la incorporación de los Nuevos Vecinos llegados con la inmigración, el convencimiento europeísta del movimiento vecinal, la participación en el dialogo económico cómo representantes de los consumidores… También cabría hablar de mediocres, vagos y traidores en ese camino, pero no es cuestión de recordar a quien la memoria ha olvidado. 

Ya jubilado, laboralmente que no de otra manera, Fernando puso su energía en la defensa de los derechos de las personas mayores, pensando en el hoy, pero sobre todo en el mañana, por supuesto en su merecida atención y cuidado, pero también en la participación activa de unas personas mayores que hoy, como Fernando hizo siempre, no se resignan a ser meros espectadores y quieren ser protagonistas de su existencia. Y como no podía ser de otra manera tratándose de Fernando “lio” a otros compañeros y compañeras e impulso la Asociación Contra la Soledad No Deseada, la Secretaría de Mayores y Envejecimiento activo en la Agrupación Socialista de Chamberí y la vocalía de Mayores en la Asociación de Vecinos El Organillo de Chamberí. 

Toda esta vida tan vivida, aunque parezca difícil para cualquiera, le dejó tiempo para su otra gran pasión, para su familia, aunque Concha, su compañera y amiga, sepa de retrasos y ausencias por reuniones y viajes. 

Concha y Fernando, Fer su muy amado hijo, hoy están desgarrados por el dolor. Yo modestamente siento ese golpe que se produce cuando se va un amigo, un hermano al que has podido elegir o más ciertamente tuviste la suerte de que él te eligiera. Pero se y lo saben ellos con seguridad que en medio de la tristeza se ira abriendo la luz con la que siempre te llenaba Fernando, el orgullo de su recuerdo, la alegría y las risas que volveremos a compartir en su recuerdo y para nuestro gozo. 

Descansa en paz amigo

 

 

Por psoech

Deja una respuesta

Tu dirección de correo electrónico no será publicada. Los campos obligatorios están marcados con *