La Pachamama era el fundamento de la vida. De ella emanaba un lugar para vivir, un lugar de donde emergían los alimentos y se asentaba el hogar. vivir, un lugar de donde emergían los alimentos y se asentaba el hogar.
Aprendí en Perú que para los incas la Pachamama era el fundamento de la vida. De ella emanaba un lugar para vivir, un lugar de donde emergían los alimentos y se asentaba el hogar. También era algo a defender frente a las agresiones o simples pretensiones de otros pueblos. La Pachamama era venerada, pero sobre todo, respetada.
Por la Pachamama se luchaba, se vivía y se moría. Se la cuidaba con esmero para que produjera los frutos necesarios que permitían a sus moradores vivir, al conjunto de los moradores de cada lugar.
Pachamama es una diosa venerada por los pueblos de los Andes. En la mitología Inca ella es una diosa tipo «Madre Tierra«, también es la diosa de la fertilidad que preside la siembra y la cosecha, encarna las montañas y provoca terremotos. Es una deidad siempre presente e independiente con su propio poder creativo para mantener la vida en esta tierra. Sus santuarios son rocas sagradas o los troncos de árboles legendarios, y los artistas incas la ven como una hembra adulta que lleva cosechas de papas y hojas de coca.
Los cuatro principios cosmológicos quechuas son: el agua, la tierra, el sol y la luna, y reclaman a la Pachamama como su origen principal. Los sacerdotes sacrifican ofrendas de llamas, cuy (conejillos de indias) y prendas elaboradas, en miniatura y quemadas para ella.
Pachamama es la madre de Inti, el dios del sol y de Mama Killa, la diosa de la luna. Se dice que la Pachamama también es la esposa de Inti, su hijo.
Pachamama, traducido como Madre Tierra, representa una traducción, pero la más literal sería «Madre del Mundo» (en los idiomas aymara y quechua). Se puede hacer referencia a la diosa Inca de múltiples formas; siendo la forma principal la Pachamama. Pacha, tanto en aymara como en quechua, significa mundo, universo, tiempo, época; y mama significa «madre».
La divinidad de la Pachamama (Madre Tierra) representa a la Tierra, pero no solo se refiere al suelo o la tierra geológica, como tampoco solo a la naturaleza; Pachamama es todo en su conjunto. No está localizada en un lugar determinado, pero se concentra en manantiales, vertientes, o apachetas. Es una deidad inmediata y cotidiana, que actúa por presencia y con la cual se dialoga, ya sea pidiéndose sustento o disculpándose por alguna falta cometida en contra de la tierra y por todo lo que nos provee.
La Pachamama tiene un significado profundo en el inicio del barbecho. En esta época del invierno se limpian los canales, podan las plantas, el barbecho es la tarea de dar vuelta la tierra para que mueran los gusanos que están bajo las piedras, en medio de la tierra, así se puede preparar la tierra para trabajarla.
En definitiva, su nombre puede ser traducido como Madre del Mundo o Madre de la Tierra. Fue adorada principalmente por los pueblos indígenas que habitaban en la zona de los Andes. Personificaba a los terremotos y a las montañas. Los habitantes de la zona le brindaban ofrendas principalmente con productos agrícolas y ganaderos. Fue una deidad que se asoció con la parte femenina y con el espíritu de la tierra, representaba no solamente la tierra en sí, sino que también todo aquello que está relacionado con la naturaleza.
Pachamama era considerada como una diosa inmediata y actuaba con su presencia. Con ella los habitantes podían dialogar para disculparse o para solicitarle sustento. No era vista como una deidad que había creado, sino más bien como una protectora y proveedora, era una deidad que siempre tenía hambre y por eso los pobladores debían de nutrirla con sus ofrendas pues de lo contrario provocaba enfermedades.
Una de las principales funciones de Pachamama era la de representar al planeta, a la tierra en la que los seres humanos habitan. Se encargaba de todo lo que se encontraba relacionado con el tiempo y con el universo, no solamente tenía la responsabilidad de que la tierra funcionara adecuadamente, sino también se hacía cargo del ciclo de la vida. Se encargaba, además, de supervisar que todos los seres humanos tuvieran alimento y, al mismo tiempo, les brindaba protección. Pachamama se encarga de presidir las siembras y las cosechas, personificaba a las montañas y mantenía la vida en la tierra.
Esa deidad tenía un poder sumamente creativo tan grande que podía mantener toda la vida que en la tierra existía. También era capaz de provocar terremotos y algunas catástrofes en la tierra, principalmente cuando los seres humanos no respetaban la naturaleza. Su poder también se encontraba en la protección que daba a las cosechas en los campos, las cuales eran el principal medio de producción para los incas. Tenía además la capacidad de favorecer la fecundidad y de mejorar la fertilidad en los seres humanos.
Los humanos han realizado acciones en la superficie de Pachamama, la sembraban y obtenían frutos, una parte se la reintegraban a la deidad. Luego, con el paso del tiempo, abrieron heridas de canales, construyeron puentes para pasar de unas simas a otras. Construyeron sus casas, pero también elevaron torres, oprimieron su superficie con cementos y breas. Recorrían su superficie con caminos, caminaban, iban a caballo, pero pronto rugieron ferrocarriles, coches, humos y ruidos cubrían la faz de la tierra.
Pachamama inició su incomodidad, recordó a los humanos su presencia y tembló la tierra. Los terremotos avisaron en Lisboa, San Francisco, Japón, Perú, México y Haití, lo hizo sin piedad y con fortaleza. Eran las señales del dolor de Pachamama ante las agresiones sufridas sin recibir los pagos que requería.
Pasaron los tiempos y de los temblores, insuficientemente comprendidos, abrió la tierra, y de sus entrañas salieron los ríos de ardientes brasas y magmas, lo hizo entre bramidos y rugidos que señalaban el supino enfado provocado, el dolor sentido y que no había sido suficientemente comprendido. Los ríos ardientes de lava y rocas engullían tierras, frutos, ganados y casas. Se provocaba una diáspora apresurada de gentes para trasapresurada. Pachamama reclamaba su peaje tras siglos de irrespetuoso trato, lo hacía donde podía en cada momento y su resultado concreto no siempre resultaba comprensible.
El enfado de Pachamama nos recuerda que hemos sobrepasado, ampliamente, los límites de la convivencia pacífica y las condiciones de pacto de no agresión mutua. Hubo avisos sensibles de temblores, rugidos de baja intensidad, provocaron alarma sin apenas rectificación, tras ello la tierra se abrió para dar salida a explosiones de fuego y rocas que recorrían campos y ciudades sin respetar cuanto se pusiera en su recorrido.
Lamentos se escucharon, pero los avisos emitidos, desconozco que sean comprendidos en su real significado. Solo permanece el llanto y las lágrimas impiden dilucidar las condiciones reales tras esas lágrimas de pena y tristeza no se ve ningún propósito de enmienda real. Se habla de un final del enfado de Pachamama a varios meses… será así.
P.D. Este pequeño repaso sobre la Pachamama puede orientar una aproximación poética, metafórica a la situación actual, en modo alguno pretende ser un análisis científico, sino una producción literaria y solidaria con los habitantes de La Palma.