De entrada diré que soy decidido partidario de dar los indultos a los líderes del «procés» por razones de utilidad pública, que es una de las causas que, según la Ley, …
sábado, 19 de junio de 2021 | Por Adolfo Piñedo Simal | https://adolfopinedosimal.wordpress.com/
De entrada diré que soy decidido partidario de dar los indultos a los líderes del “procés” por razones de utilidad pública, que es una de las causas que, según la Ley, justifican esta medida. La posición respecto a la cuestión de los indultos depende muy mucho del análisis que cada cual haga de la dinámica política en Cataluña, de cual sea la propuesta que sobre el conflicto catalán tenga cada partido político y del cálculo que cada cual haga sobre sus efectos en futuras elecciones.
Respecto a lo último, la derecha y algunos líderes del PSOE calculan que la concesión de los indultos a los líderes indepes tendrán un impacto electoral negativo en el voto al PSOE. Los indepes han hecho todo lo posible para que su causa goce de pocas simpatías en el resto de España. Tanto y tan seguido han insultado a los españoles y a España que han terminado por provocar un rechazo amplio no solo hacia el independentismo sino hacia Cataluña en su conjunto. Eso explica que la opinión pública fuera de Cataluña sea mayoritariamente contraria a los indultos. Y de ahí se puede inferir que la concesión del indulto tendrá un coste electoral para el PSOE. No estoy seguro de ello, por dos razones: una porque algo parecido se dijo hace 15 años con ocasión de la infame campaña desatada por la derecha contra el Gobierno Zapatero con ocasión del nuevo Estatuto de Cataluña. Al final el PSOE perdió votos a chorros por la gestión de la crisis económica y no tanto por su apoyo al mencionado Estatuto. Y en segundo lugar porque para cuando haya elecciones generales seguramente nadie se acordará del asunto de los indultos. Pero aunque así fuera, un gobernante digno de tal nombre debe tener poner el interés general por encima del interés de partido.
El independentismo ha infringido a Cataluña daños bien visibles como fue la salida de las sedes de numerosas empresas. No es un daño menor la desafección hacia Cataluña en el resto de España. Es un daño inmaterial, un daño reputacional pero que acabará teniendo consecuencias económicas. El procés ha sido muy destructivo. En primer lugar, el procés ha destruido a CiU, la coalición que ha gobernado Cataluña durante la mayor parte del período democrático y ha sido muy influyente y hasta decisiva en la política española. Con parte de los escombros de CiU se ha creado Junts, que es hoy el tercer partido en Cataluña y no pinta ni una oblea en la política española. Junts es un partido de difícil catalogación, pero no me cabe duda de que es uno de los dos partidos enemigos de la democracia española porque su táctica política consiste en la confrontación con el Estado, incluso incumpliendo de las leyes. Si la voluntad del pueblo está por encima de la Ley y, además, es el líder del partido el que interpreta la voluntad del pueblo, estamos más cerca de las posiciones fascistas que de los posicionamientos democráticos. El nacionalismo extremo, sea catalán como es el caso de Junts o español como es el caso de Vox terminan siendo claramente antidemocráticos.
Hoy el independentismo catalán está visiblemente dividido sobre la táctica política a seguir. Durante el procés, ERC ha jugado con Puigdemont al juego del gallina provocando la declaración de independencia ante el temor de éste de ser tachado de botifler. Al final, unos y otros se han ido por el precipicio, es decir, han ido a la cárcel. A diferencia de Puigdemont, enrocado en la ensoñación de una República Catalana que solo existe en su imaginación, ERC se ha adherido al principio de realidad y, sesudamente, han llegado a la conclusión de que el intento de secesión (también llamada unilateralidad ) fue un error que, además, les aleja del objetivo de la independencia. Por el contrario Puigdemont y sus acólitos parecen creer que hoy es posible provocar una crisis en el Estado de tal magnitud que obligue a éste a reconocer la independencia a Cataluña como mal menor. Una ensoñación. De ahí que mientras ERC se incline por una vía de diálogo que les permita acumular fuerzas, Junts se inclina por la confrontación pura y dura, aquí y ahora, cosa en la que coinciden con un partido antisistema como la CUP.
El dato fundamental a tener en cuenta es que la mitad de los votantes (un tercio del electorado) vota independentista. En ese mercado compiten los indepes y es una competencia feroz que, de momento va ganando ERC Es un mercado que han creado ellos mismo haciendo creer a sus electores que la independencia estaba a la vuelta de la esquina y que iba a ser no solo indolora sino muy beneficiosa para todo quique. Creado el mercado, ahora no tienen otro sitio donde vender su producto y además, deben seguir alimentándolo. Por eso pienso que la crisis catalana no tiene solución, al menos a corto plazo. Pero el Gobierno, este o el que venga, tiene la obligación de hacer política respecto a Cataluña. La mejor política no es pretender resolver el conflicto porque el conflicto no tiene solución, al menos a corto plazo. La mejor política consiste en disminuir la intensidad del conflicto y prevenir nuevos brotes agudos.
Claro que hay partidos que piensan que el conflicto se puede resolver y, con cierta facilidad. Así Podemos cree que la solución es autorizar un referéndum de autodeterminación, olvidando el pequeño detalle de que eso no sería aprobado por las Cortes y, de serlo, sería tumbado por la Justicia. Para Vox, la solución es también clara y sencilla: ilegalizar a los partidos independentistas y suprimir la autonomía (no solo la catalana). También se le olvida el pequeño detalle de que eso sería ilegal. Finalmente, hay quien piensa que no hay ningún conflicto político y que, en todo caso, se trata de crear un cordón sanitario al independentismo y de atizarles con todo lo gordo que permita la ley. Lógicamente para estos el indulto es muy inconveniente.
Pero para quien tenga en la cabeza la idea de ir desinflamando el conflicto, los indultos son muy convenientes, sobre todo si tenemos en cuenta que la opinión pública en Cataluña en muy favorable a los mismos. La posición de Junts contraria a los indultos, se explica precisamente porque va contra su táctica de agudizar el conflicto. No es seguro que el conflicto amaine pero nada se pierde por intentarlo.
La oposición de las derechas a los indultos se ha expresado en la calle, en la plaza de Colón, con un apoyo popular bastante modesto. Y ha sido clamorosamente derrotada en las Cortes. Los líderes del PP no se dan cuenta que una oposición tan cerril lo que hace es facilitar la gobernanza: Sánchez saca con más facilidad leyes y propuestas que antes del vocerío de la derecha sobre los indultos. Dicho de otro modo, en el futuro, solo con una mayoría absoluta del PP y Vox Casado puede formar gobierno. Sin esa mayoría, habrá “mayoría franquenstein” para rato. En definitiva, la plaza de Colón es un tiro en el pie del PP. Y si hay algo que capitalizar, lo hará Vox, cosa que ya ha ocurrido antes.
El PP teme que Sánchez haya conseguido algunos votos (los de ERC, se supone) a cambio de los indultos. Si así fuera, sería un buen negocio. Pero me temo que la cosa no es tan sencilla, porque ERC es un partido volátil que ya ha provocado una vez el adelanto electoral. Y aunque yo creo que, ahora, que tienen la presidencia de la Generalitat, se harán más formales, no hay que descartar que en cualquier momento salgan por peteneras. Es decir, si los indultos sirven para amainar el conflicto catalán y, además, refuerzan al Gobierno, pues mira tu qué bien. Durante los dos próximos años el Gobierno Aragonés y el Gobierno Sánchez coinciden en gestionar la recuperación tras la pandemia. En el fondo el éxito o fracaso de uno y otro dependerá de como vayan las cosas en el terreno de la recuperación. Y aquí si que hay un interés común que puede ayudar y no poco a la gobernanza.