No ha sido solo el 40 congreso socialista. Ni los triunfos electorales en Alemania, en Italia, en…
Por Rafael Simancas | Oct 22, 2021 | Punto de Vista | Fundación Siatema
No ha sido solo el 40 congreso socialista. Ni los triunfos electorales en Alemania, en Italia, en Portugal y en los países nórdicos. O el giro de 180 grados en los postulados antes liberales de los gurús económicos en el FMI, el BCE y la OCDE. O la rectificación de la Comisión Europea respecto a la crisis de 2008. O el giro doctrinal que se demuestra en el perfil de los últimos premios Nobel de economía…
Es un cambio de ciclo en toda regla. Una inflexión de carácter estratégico en la respuesta de la política global a los retos de las sociedades en este siglo XXI.
La constatación del fracaso de las recetas austericidas en la crisis de 2008 inició el camino. Después llegó la certificación de que solo desde la fortaleza de lo público podemos hacer frente a las grandes amenazas del presente y a los retos formidables del futuro, como se está demostrando con la pandemia y el cambio climático.
La socialdemocracia se afirma frente a la ex-ortodoxia neoliberal. La relevancia de lo público frente al “cuanto menos Estado mejor”. Las políticas anticíclicas frente a las dinámicas procíclicas de la inflexibilidad en gasto público, déficits y deudas. La cohesión social imprescindible frente a la desigualdad creciente y resignada. La fiscalidad suficiente, progresiva y armonizada frente a la competencia fiscal a la baja.
La socialdemocracia se afirma frente al nacionalismo. La ampliación de espacios públicos para responder a los desafíos globales frente a la respuesta nacional insuficiente. La interdependencia real frente a los independentismos ensoñados. La multilateralidad frente a la unilateralidad.
Y la socialdemocracia se afirma también frente a los populismos. El “que nadie quede atrás” frente al “nosotros primero”. La lucha contra la desigualdad de género frente al negacionismo. La empatía frente al odio. El diálogo frente a la confrontación. La colaboración frente al conflicto. El consenso frente al disenso.
El avance de las ideas y los postulados socialdemócratas es firme. Ya determina las políticas de la Comisión Europea, de los gobiernos más importantes de Europa, de la administración Biden en los Estados Unidos, de los organismos multilaterales. La próxima formación del gobierno Scholz en Alemania supondrá un paso decisivo más para la política global en esta dirección progresista.
Por todas estas razones, la derecha española procura desesperadamente llenar la agenda pública con cualquier cuestión que ignore lo importante: a partir de qué ideas vamos a afrontar los españoles los retos colectivos de futuro. El neoliberalismo fracasado y en retroceso, o la socialdemocracia en boga.
Por eso la derecha insiste en polarizar a la sociedad española sobre ETA, diez años después de que dejara de matar. Por eso agitan el espantajo independentista, cuatro años después de que se proclamara unilateralmente la independencia bajo gobierno popular. Por eso hablan de Puigdemont, de Otegui, de Venezuela… de cualquier cosa que oculte su falta de respuestas válidas a las necesidades reales de los españoles y la españolas.
El Gobierno de Pedro Sánchez ha sido, es y será una referencia fundamental para esta afirmación socialdemócrata aquí y en toda Europa. Así se le reconoce ya en todas las capitales comunitarias. Y así se le reconoce en la sociedad española, a pesar de las agendas impostadas y forzadas de las derechas.