La ministra para la Transición Ecológica y el Reto Demográfico, Teresa Ribera, ha afirmado que no se pueden posponer las medidas correctoras para afrontar las alteraciones del clima porque cada vez se suceden a un ritmo más acelerado.
La primera entrega del Sexto Informe de Evaluación del Grupo Intergubernamental de Expertos sobre el Cambio Climático (IPCC por sus siglas en inglés) publicada hoy añade nuevas evidencias a la realidad del cambio climático y a la responsabilidad de la actividad humana como causante de las graves alteraciones del sistema climático y responsable último del calentamiento global. El estudio, dedicado a las bases físicas de la ciencia del clima, corrobora que la escala de las perturbaciones del clima global no tiene precedentes en siglos o incluso milenios, y proyecta subidas de las temperaturas superiores a los 1,5ºC -o incluso a los 2ºC- a menos que la comunidad internacional logre drásticas reducciones de las emisiones de gases de efecto invernadero.
«Es tiempo de actuar y de hacerlo ya», ha valorado la ministra para la Transición Ecológica y el Reto Demográfico, Teresa Ribera. Las nuevas aportaciones de la primera entrega del Sexto Informe de Evaluación «no dejan margen a la duda, ni caben paliativos. Las alteraciones del clima se suceden a un ritmo cada vez más acelerado y la evidencia científica nos empuja a los gobiernos y al conjunto de la sociedad mundial a acelerar el ritmo de transformación de nuestro modelo de desarrollo y de nuestro sistema económico para hacer frente a la gran amenaza que representa el cambio climático» ha añadido la vicepresidenta tercera del Gobierno. Esa transformación es inaplazable «y no podemos posponer la adopción de medidas correctoras no ya con el horizonte de 2050, sino ni siquiera el del 2030», ha subrayado.
Una visión más actualizada y precisa
Los informes de evaluación del IPCC constituyen la mejor referencia sobre el estado del conocimiento científico en materia de cambio climático. Estos informes son elaborados gracias al trabajo colaborativo y desinteresado de miles de científicos de primera fila de los distintos campos del conocimiento. Y suponen además la principal referencia científica en el proceso de concertación internacional frente al cambio climático que se desarrolla en torno a la Convención Marco de Naciones Unidas sobre el Cambio Climático y el Acuerdo de París.
El Informe del Grupo de Trabajo I del Sexto Informe de Evaluación del IPCC (AR6) saca partido a una serie de avances científicos producidos desde que el informe previo (2014) vio la luz: la mejora de series de datos observados y los datos paleoclimáticos, nuevas simulaciones climáticas (basadas en modelos del clima), nuevos análisis y métodos que permiten combinar múltiples líneas de trabajo. Por primera vez en un informe del IPCC, los cambios futuros en la temperatura global, el calentamiento del océano y el nivel del mar se calculan a través del uso combinado de proyecciones, datos observados y evaluaciones actualizadas sobre la sensibilidad climática. El resultado es una mejor comprensión de la influencia humana sobre un conjunto ampliado de variables.
Atlas interactivo con peso español
Una de las principales novedades de esta entrega del Grupo I es su Atlas Interactivo, una herramienta online que permitirá explorar a escala regional algunos de los resultados del informe, en particular las proyecciones globales de cambio climático en distintos escenarios y para distintos niveles de calentamiento. Hasta ahora los productos del IPCC eran documentos estáticos (impresos o electrónicos). En esta ocasión, y por vez primera, el informe lleva asociado un producto interactivo en cuyo desarrollo se han incorporado mejoras previamente aplicadas al visor español de escenarios de cambio climático. En el desarrollo de este instrumento han ejercido un papel de liderazgo el científico español José Manuel Gutiérrez, del Instituto de Física de Cantabria, y el Consejo Superior de Investigaciones Científicas (CSIC).
Junto a Gutiérrez, otros tres investigadores españoles han participado como autores principales Francisco Doblas Reyes (Centro de Supercomputación de Barcelona), Sergio Faria (Centro Vasco de Cambio Climático) y Sergio Vicente-Serrano (Instituto Pirenaico de Ecología). Gutiérrez y Doblas-Reyes han actuado como autores – coordinadores.
Además, en los dos grupos de trabajo restantes del Sexto Informe de Evaluación, cuyas entregas están previstas para el primer trimestre de 2022, han participado una decena más de investigadores e investigadoras nominadas por España, siendo el porcentaje de científicas en el conjunto de los tres grupos de trabajo un 43%.
Calentamiento terrestre y marino
Entre otros datos actualizados por el informe difundido hoy por el IPCC destaca que en el periodo 2011-2020 la temperatura media en la superficie ha sido 1,09 C superior a la existente en el periodo 1850-1900, un incremento que ha sido mayor sobre las zonas terrestres (+1,59 C) que sobre las marinas (+0,88 C).
Además, la capa superior del océano (entre 0 y 700 metros de profundidad) ha estado calentándose desde los años 70 del siglo pasado siendo extremadamente probable que el principal factor causante sean la influencia humana. Asimismo, las emisiones de CO2 son la causa principal de la acidificación global de los océanos. El nivel medio global del mar se ha incrementado unos 20 cm entre 1901 y 2018. Entre 1901 y 1971 el nivel del mar ascendió a una media de 1,3 mm/año. Pasó a 1,9 mm/año entre 1971 y 2006 y ascendió a 3,7 mm/año en el periodo 2006-2018.
Alteraciones sin precedentes
El informe del panel de expertos publicado hoy evidencia la magnitud de una larga lista de graves alteraciones climáticas de intensidad inédita. Entre otras consideraciones, los científicos constatan que las actuales concentraciones de CO2 en la atmósfera terrestre no tienen precedentes al menos en los últimos 2 millones de años. Por su parte, las concentraciones de metano (CH4) y óxido de nitrógeno (N2O) son mayores que las registradas en los últimos 800.000 años.
Asimismo, el ascenso en el nivel medio del mar observado a partir de 1900 ha sido más rápido que el registrado en cualquier siglo anterior, al menos en los últimos 3.000 años. El cambio climático provocado por la actividad humana está detrás de los incrementos observados en los extremos climáticos
Hay una certeza prácticamente total de que los extremos cálidos (incluyendo las olas de calor) se han hecho más frecuentes e intensos en la mayoría de las zonas emergidas desde los años 50 del siglo pasado mientras que los extremos fríos (incluyendo las olas de frío) se han hecho menos frecuente y severos. Algunos extremos cálidos recientemente observados habrían sido extremadamente improbables en ausencia de influencia humana.
Se ha detectado un incremento frecuencia y la intensidad de los episodios de lluvias muy fuertes a partir de los años 50 en aquellas zonas en las que se cuenta con datos suficientes. En el caso concreto de la región mediterránea, el informe atribuye a la actividad humana el incremento observado en los registros extremos de altas temperaturas y en las sequías agrícolas y ecológicas.
Proyecciones hacia el futuro
La temperatura global superficial seguirá incrementándose al menos hasta mediados del presente siglo en todos los escenarios de emisiones analizados.
Al menos que en las próximas décadas se logren fuertes reducciones en las emisiones de gases de efecto invernadero, a lo largo del presente siglo se superarán tanto los ascensos globales de 1,5 C como los de 2 C.
De acuerdo con las proyecciones, un mayor calentamiento global intensificará el ciclo global del agua, aumentando su variabilidad. Un clima más cálido intensificará los eventos meteorológicos muy secos y muy húmedos, incrementando la frecuencia e intensidad de sequías e inundaciones. Muchos de los cambios provocados por las emisiones de gases de efecto invernadero pasadas serán irreversibles en escalas temporales de siglos a milenios, muy especialmente los cambios que afectan a los océanos, los casquetes polares y el nivel del mar.
Conocer las respuestas del clima y el rango de posibles consecuencias, incluyendo aquellas que se traducen en impactos de baja probabilidad, pero elevada gravedad, resulta esencial para los servicios climáticos, la evaluación de riesgos climáticos y la planificación de la adaptación al cambio climático